Un pie sano tiene ESTABILIDAD Y MOVILIDAD

Algo estable requiere tres dimensiones no dos. Así, que el pie, aunque lo podrías observar como una estructura horizontal, tiene un aspecto de espiral en su base que le permite tanto moverse y adaptarse, así como empujar y generar sostén.

Nuestros pies son lo que nos conecta con la tierra la mayoría del tiempo. Debido a que la superficie de la tierra es tan variable como lo somos nosotros, nuestros pies necesitan ser capaces de neutralizar, adaptándose a la forma de la interfaz que pisan.

Ellos son capaces de hacerlo porque cada pie está compuesto de veintiséis huesos con por lo menos treinta y tres articulaciones entre ellos, lo que permite el movimiento en todas las direcciones.

Nuestros pies tienen una “doble personalidad”: son flexibles, adaptables, móviles y receptivos a otras fuerzas, pero duros, propulsores, estables y agresivamente capaces de adaptarse.